Todo sucedió de la siguiente manera. Era un pueblo chiquito de los llamados rurales, pues están alejados de las grandes urbes y la mayoría de sus habitantes dependen de un trabajo relacionado con el campo. Una ventaja de estos lugares es que en los patios de las casas se pueden criar alguna suerte de animalitos, entre ellos: gallinas.
Mi familia (mi esposa, dos hijas y yo) criábamos algunas gallinas. Por lo general las gallinas eran corrientes, chilenas, y se encluecaban a nivel de agosto, así que en septiembre ya habían pollitos.
Mi familia (mi esposa, dos hijas y yo) criábamos algunas gallinas. Por lo general las gallinas eran corrientes, chilenas, y se encluecaban a nivel de agosto, así que en septiembre ya habían pollitos.
Teníamos un gallinero muy rústico, resto de una cabaña existente tiempo atrás y usada como leñera. No tenía nido para gallinas (cajones con paja, generalmente); así que anidaron dos gallinas en dos montones de paja para tener pollitos. Estaban demasiado cerca una de otra y las muy pícaras, no más se descuidaba una de ellas, la otra, con su pico arrastraba algún huevo de su compañera hacia su propio nidal. A veces, las sorprendíamos en dicha faena y restituíamos el huevo a una de la supuesta futura madre dueña del huevo. Esto se repitió durante los veintiún días que duraba la incubación.
Finalmente llegó el gran día: nacieron los pollitos. Las gallinas esperaron alrededor de dos días más menos y se levantaron con su parvada de pollitos. Pero aquí ocurrió un curioso hecho: ninguna de las dos gallinas quiso hacerse cargo de la pollita (porque sí era pollita que comenzamos a llamar “Juanita”). Tratamos de allegar a “Juanita” a una de ellas, pero la rechazaban (la picoteaban). Se imaginan Uds. ¿Qué pensaría o sentiría ese pobre animal, recién asomado a un mundo totalmente desconocido?. ¿Piensan Uds. el futuro que le podría esperar a esa avecita , si no hubiésemos sido testigos de este hecho? ¿Qué hubiesen hecho Uds. para aliviar en algo esta situación tan anómala? ¡Exacto,correcto¡.Eso hicimos: La adoptamos.
Pero nos hemos preguntado, ¿por qué las gallinas no reconocieron como hija a esa pollita?. Lo único que se nos ocurre pensar es que el huevo del cual nació ”Juanita”, fue el más peleado por ambas gallinas, y tal vez , instintivamente, no sintieron que ellas fuesen las ”madres” del bebé que venía, como sucedió efectivamente . Quizás entre huevos y gallinas que los incuban, exista algo que se transmiten mutuamente y para ello se necesitaría un cierto tiempo mínimo de contacto, cosa que en este caso no ocurrió, ya que dicho huevo, casualmente, pasaba de una gallina a otra y éso hizo que ese contacto no fuera suficiente y en forma natural fue, lamentablemente para “Juanita", rechazada, por ambas gallinas y quedara sin madre gallina.
“Juanita” dormía y comía su trigo molido o migas de pan, etc. en la cocina de la casa y se alojaba en un cajón con restos de ropa vieja para que no sintiera frío. Pero no todos los minutos del día se podía estar con ella mimándola; así que decidimos acompañarla con otros pollitos sin madre que venden en el comercio. Pero ante que ocurriera eso tratamos que la adoptaran otras gallinas, especialmente unas gallinas de raza tipo Leghorn que eran muy mansas. La colocábamos debajo de ellas. Pero su maternidad duraba un par de minutos y después la abandonaban. Por ese entonces poseíamos alrededor de cuarenta gallinas y daba una gran pena ver a “Juanita” tratando de encontrar una gallina amistosa que la cobijara y la adoptara como su hija. A estas alturas se había convertido en una pollita adolescente: era pequeñita, emplumada totalmente y el color de sus plumitas eran con tendencia al color parduzco.
Fue entonces, cuando decidimos comprar media docena de pollitos y pollitas aproximadamente de su misma edad. Les hicimos un cajón con palos de coligües sobresaliendo de él. En la noche dormíansobre estos palos horizontales en altura lo cual, al parecer les agradaba mucho. La vida de “Juanita “ cambió: Ya tenía hermanitos y hermanitas, y felices en el día se entretenían caminando juntos, disputándose alegremente algún alimento que encontraban en el suelo, mientras su habitual costumbre era caminar alrededor de la casa, como los hijos humanos caminaban, jugando alrededor de la “ manzana”. Y ésto lo repetían todo el santo día. Los mirábamos en sus andanzas y sentíamos que “Juanita” era feliz. Pienso que fue el tiempo que mejor lo pasó; su normal y verdadera niñez polluna que merecía sin lugar a dudas. Los tiempos de soledad, de ausencia materna, habían terminado.
Esta “Juanita”, existió realmente. Dejemos hasta aquí nuestro relato y detengámonos un rato a meditar sobre esta historia. Nos plantea el primer y gran dilema: la soledad cuya causa básica es la ausencia de amor y que va acompañada de una pobre o nula comunicación con los demás. También nos plantea el papel que el ser humano debe desempeñar en la correcta conducta en relación con los otros seres vivos malamente llamados irracionales. Nos decimos que somos inteligentes, mejor dotados que otros seres vivo, en circunstancia que el hombre es parte de esta comunión de seres vivos y somos muy dependientes de ellos, vital e inicialmente de las plantas y para sobrevivir necesitamos de la carne de animales domésticos. Por consiguiente el trato hacia ellos debe ser de comprensión, de agradecimiento y muy especialmente de respeto por su constitución física que les hace a ellos, también, vulnerables al dolor. La pollita de nuestro relato era muy vulnerable y también hubo momentos en su vida en que sufrió enfermedades: su cabecita gacha, sus alitas caídas y todo su cuerpo en actitud de entrega hacia lo inevitable. Nuestra generosidad, más que eso, nuestro deber, fue cuidarla como si fuera una hija más. Nadie de nosotros era veterinario, pero había amor en nuestro cuidado y nos recordaba aquella frase de una de mis hijas, que siendo chiquita le decía a la vecina “que cuando ella o su hermanita enfermaban, su madre las curaba con su cariño, con su amor y no usaba fármacos, sino caricias".
Formemos una ronda de amor entre todos los seres vivos, pues dependemos mutuamente, para tener una existencia feliz en este planeta tan hermoso. Usemos nuestra “inteligencia superior” para reconocer a nuestra real familia planetaria y actuemos como hermanos mayores comprometidos y protectores de ellos. Sólo así podremos, en muy pequeña parte, entregar al mundo, nuestra positiva contribución como seres humanos que no sabemos, aún, quienes somos ,para qué nacemos y menos cual es nuestra participación predestinada por nuestro creador.
1 comentario:
Ahora leí con detención lo escrito.. me gusta su blog, lo encuentro entretenido.. lindo relato.. yo me acuerdo de otros detalles con la Juanita!!!.. era como una hermana más para mi!..
interesante sus conclusiones.. es entretenido leer el enfoque que le da, así me permite conocerlo más! :D
besitos, lo adoro!
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