Nunca escuché su voz, pero imaginé oírla y me rompía en mil pedazos.
Su boca hecha dulzura, un cantar de sus labios me dormía.
La tarde, entonces, soñaba ternuras .
La sonrisa del Sol matutino doraba los prados.
Todo breve como era mi candidez
Mas, era feliz.
Y todo formaba una hermosísima trova cubierta de quimeras, ansias, ilusiones.
Un día llorarás tu olvido, como hoy sollozo por ti.
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