17 diciembre 2010

SUENA EL TELÉFONO

                      

                                                        
SUENA EL TELÉFONO

Yo=Aló. Puedo hablar con NN

NN=¿Con quién hablo?-

YO=Conmigo.-

NN=Sabes estoy ocupada en este momento ¿Puedes esperarme. Yo te llamo... ¿O.K?

NX=hablo con YO.

YO=Sí con él. ¿Quién habla?

NX= Soy NX, amiga de NN.-Quería decirte algo.

YO= Dime, escucho.

NX= Mi amiga no quiere saber de ti pero no te lo dice para no herirte.

YO= Siempre lo sospeché. ¿Pero por qué  me lo dices tú?

NX=Porque a mi tú me interesas. Ella me ha conversado de ti y yo me he ido enganchando contigo. Tú no me conoces  pero yo a ti, sí ¿Te gustaría ser mi amigo?.-

YO= Sabes. Eres muy gentil. Por supuesto seremos amigos. Así me contarás más de NN.

NX= No. A rey muerto, rey puesto. Olvídala. Nunca se interesó por ti. Fue sólo un arrebato de mujer. Cree en mí. Soy diferente. No tengo compromisos, no tengo a nadie. Soy solitaria. Y muy sensata. Y me pareces que tú tienes mucho de mí. Por eso tú me gustas.

Cuando los intereses, los compromisos sociales, los ideales, son dispares, la amistad, el amor o como tú quieras llamarlo, no funciona.

 YO= Y lo nuestro, ¿Crees que funcionará?.

-NX= Ella me confidenció que tu vida sentimental no te ha sido  Ideal.

YO= Así  es.

NX= Por eso, somos dos personas que hemos tenido percances parecidos y podemos iniciar un romance que espero será duradero. Lo deseo con toda mi alma.

YO= Me parece. Aunque, perdóname, pero tú comprendes, debo dudar un poco de tu oferta, Pero la acepto.

Cuando uno cae varias veces se fortalece más,  aunque sea consuelo de tonto.

Mi corazón tiene más de cuatro cavidades lo cual significa que está  hipertrofiado y por ende es capaz de amar mucho. Dispongo de amor para regalar.

Si no lo he hecho es porque esperaba más. Y veo que ese más, como tú me lo recuerdas, es menos o nada. Mi fidelidad  voluntaria hacia un fantasma ha hecho que no busque nuevos horizontes románticos.

Paso indiferente, apático por la vida. Sólo sueño. Pero tú me estás despertando y te haré caso.

Lo que nunca fue, tampoco nunca será. Lo tuyo es real. Mi fe siempre fue real.

Pero mi ídolo siempre fue de barro. No es su culpa. Fui yo el intruso que se quiso infiltrar donde no había lugar. Eso pasa. Pero mi interés fue noble, espontaneo, nacido de necesidad de dar amor. Pero es duro dar y no recibir.

XN= Yo no sólo te daré  amor. Estaré siempre a tu lado. Gozaré con lo que tú gozas y lloraré con lo que tú lloras.  Seré tu sombra y la sombra no puede existir sola. Está pegada a su dueño. Yo seré tu sombra. Tú serás mi dueño.

Y Cuando el sol este pleno sobre tu cuerpo, como sombra no existiré, pero estaré escondida dentro de tu ser. Así  siempre seré tuya. Cuando no pienses en mí, estaré alejada, pero tu mente de regreso me traerá otra vez hacia ti.

YO, no es un sueño. Castiga tu mejilla y verás que estás despierto. Lo que duerme en ti es una pesadilla que tuviste. Pero eso ya pasó

Yo soy tu nueva guía. Sígueme y nunca más te desilusionarás. No es una promesa es un juramento. Pronto me conocerás y tus ojos se maravillarán. Tus oídos se encantarán y tu semblante se sonrojará de vida porque yo seré tu doctora y tu amante.

YO=¿Cuándo dices que nos veremos?.

NX=Será  muy pronto. Yo también tengo que prepararme anímicamente para que todo resulte bien.

Con alegría borraré las distancias. Con el pensamiento borraré las diferencias, pero con mi amor renovado y naciente te devolveré el dolor que te has causado.

Y nunca más creas ilusiones. Sólo admite realidades. No distorsiones los pensamientos. No los interpretes según tu conveniencia.


Las cosas caen por su peso. El amor está a la vuelta de la esquina. No está donde tú lo programas. No confundas amor con amistad.

Donde hay amor no existe amistad. Donde hay amistad puede haber amor. Entre hombre y mujer no existe verdadera amistad. Siempre hay un trasfondo de amor.

Tú lo sabías y caíste en ese error. Conmigo, No pasara lo mismo. Yo no quiero tu amistad  quiero tu amor, tu ser, tu vida, tu todo.

Tú serás yo y yo seré tú. Seremos uno,

YO, piensa bien lo que te ofrezco y espérame. Ten paciencia. Ya llegaré y nunca más saldré de tu vida porque  solo existirás para mí.

Yo te crearé de nuevo y serás diferente porque conocerás el amor. Ese amor que traspasa tiempo, distancias, culturas, conveniencias. ¿No crees?.-

Ya lo verás. Conmigo nacerá todo aquello. Y en ti morirá todo lo erróneo, todas tus equivocaciones y todos tus temores. El sol nos iluminara a ambos y la vida
nos será efímera porque los días serán demasiado cortos y se cumplirá aquello de “El  reloj del placer siempre adelanta”.

Por ahora, Chao. Yo sí volveré. Te llamaré.

NO, No, No me digas nada. Tranquilo. Te quiero, ADIÓS… amor.(clic).

08 diciembre 2010

UNA PLANTA: Una poesía. EL HOMBRE: Una fantasía



UNA PLANTA: Una poesía. EL HOMBRE :Una fantasía.

El lirio azul inclinando sus finos pétalos ofrece una humilde súplica de amor a la naturaleza para que su instinto de reproducción aflore en todo su esplendor.

Sus largas y orgullosas hojas soportan estoicamente ese idilio del cual ellos son partícipe y que unirán un granito de varonil polen con el estigma del ovario que será el lugar de tránsito para descender galantemente a través del estilo y llegar donde un óvulo que ansiosamente le espera para que en un abrazo de excelso amor se unan y se produzca la anhelada concepción cuyo fruto será una semilla que anidará hasta su madurez en el ovario de la planta madre

.Está prohibida la fecundación de un grano de polen y un óvulo de la misma flor, equivaldría a un incesto.

Pero el grano de polen ¿cómo se trasladará al óvulo de otra planta? Aquí entra a participar en este romance un insecto.

Después de todo transportar uno o varios pasajeros tiene su costo, es un trabajo el que hace.
En general, las plantas producen una sustancia semilíquida llamada néctar, agradable al paladar de un insecto- esa es la razón de la visita de estos animalitos. Y ellos, sin darse cuenta enredan en sus extremidades granos de polen. Al ir a otra planta estos granos de polen quedan retenidos en la sustancia pegajosa que contienen los estigmas de los ovarios.

Hay varios óvulos, por consiguiente, hay matrimonio para otros tantos granos de polen. Cada pareja, óvulo-polen, producen una semilla.

Con el tiempo el ovario se transforma en fruto y en su interior habrán varias semillas. Liberadas estas semillas y sepultadas en el lugar adecuado, darán origen a una nueva planta de la misma especie.

La naturaleza es sabia. A los vegetales, en general, los provee de instintos: reproducción lo más importante; un hábitat adecuado para que se desarrollen bien; una forma, un diseño para cada planta para que puedan captar la energía necesaria para un metabolismo perfecto. Son privilegiados´
Y el hombre ¿Qué?

-Pienso que la diferencia está en que una vez que el ser humano ha nacido, necesita ser ayudado. Es el “animal” peor dotado para protegerse solo. Tiene la niñez más larga de la escala animal.
Tanto así que los legisladores han normado que los padres asuman responsabilidades económicas hasta la edad de veintiocho años mientras estudian.

Pero hablando ya del adulto que se supone ha completado su formación, observamos que, también, presenta similitudes con los vegetales: Una de ellas es el instinto de la reproducción que tanto dolores de cabeza ha dado en todos los tiempos Así la mayor tarea de la moral es siempre las regulación sexual.

También, la niña, en su adolescencia normal empieza a atraer al sexo opuesto: Se arregla, se pinta, maquilla, se viste sexy, etc. No lo hace voluntariamente. Tras de esos menesteres están actuando las hormonas femeninas que dirigen su conducta. También están los ejemplos que les entregan sus padres, su medio ambiente, su educación, etc.

Luego viene la plenitud de su sexualidad que se corona, generalmente con el matrimonio. Se ha independizado de sus padres e inicia la gran aventura de la vida: la formación de una nueva familia.

Aporta hijos y aporta modernidad generacional. Y el mundo humano se va civilizando cada vez más. Esto ocurre en todas partes del orbe. Unos van primeros en estos avances y otros muy, muy atrasados.

¡Necesitamos casa! –Dice- el nuevo matrimonio

Los gobiernos los ayudan y les proveen de casa en poblaciones. Unas mejores que otras según el dinerillo con que cuenten. No me digan que no existe clase baja, media y alta. Eso existe en nuestro Chile. Por consiguiente habrá personas hacinadas en poblaciones con casas estrechas. Algo es algo-dirán-

Pero el hacinamiento es mal consejero y las consecuencias se han visto. En una palabra: Se produce agresividad que es contagiosa. La agresividad produce delincuencia, etc.

He visto hermosos monumentos, iglesias, templos, palacetes, lluvia de fuegos artificiales en comunas pobres que conllevan onerosos gastos. No me gustaría que mi casa tuviera una piscina o una pileta hermosa si mis hijos están faltos de habitación, ropa, estudios. Existe una palabra que se llama prioridad y otra palabra que se llama jactancia.

Hablamos mucho de justicia social. Nombro sólo dos factores que hay que tomar en cuenta: La ayuda de un gobierno que sea sobrio, preocupado, realista, justo y apolítico. Esto último significa que los miembros de un gobierno manifiesten real interés en oír a las personas, grupos, partidos políticos, religiosos, etc. que aporten ideas buenas para las contingencias que se produzcan.
Los gobernantes dicen: Tú, tú y tú. Tú no, eres de otra manera de pensar, chao.

No vayamos a llegar a ser como aquellos “líderes” que eliminaron a aquellos que no opinaban como ellos. Esos barbarismos conducen a un caos, a un eterno recordar y un desgaste de todos. Se produce inercia social.

El otro factor es el compromiso implícito que cada ciudadano de este país tiene en la obligación de responsabilizarse por sus acciones: Obediencia a las leyes, cumplidor en sus actividades y paternidad responsable en toda la extensión de la palabra.

En toda actividad social hay un jefe y un subalterno- La comunión de ambos dará siempre buenos resultados. Gobierno= jefe. Ciudadanía= subalterno. Empresario=jefe; Empleados y obreros= subalternos.

Sin ciudadanos no hay gobierno (no hay nación o Estado)- Sin obreros o empleados no hay empresas. ¿Tanto cuesta entender esto?

La política, estudiaba el año “ñauca”, es un arte. En Chile hay carencia de artistas.

Insisto: Honestidad gubernamental, honestidad ciudadana. Cumplimiento de leyes laborales e implementación de las que faltan, harán un “don” empresario que estará apoyado incondicionalmente por empleados y obreros agradecidos. Esto redundará en money, money. Agrandarán su Dios.

Un país contento, feliz, redunda en un eternizar a un grupo de ciudadanos ideales para gobernar. Se fijan: Todos ganarían.

Concluyendo lo que siempre será mi norte: No al pitutismo. Sí al profesional preparado .No al autoritarismo. Sí al diálogo con los ciudadanos que representen a todas las áreas con problemas y que estén capacitados para ello. No al empresario” gana pan”. Sí al empresario innovador y respetuoso de las leyes laborales. No a los parlamentarios sin vocación de servicio. Sí al parlamentario que asiste 1oo% y aporta idea y no calienta el asiento con los” bille” que les pagamos. Sí al joven que estudia. No al vago. Sí a los buenos funcionarios y No a los malos o “reguleques” que entran por compromiso político. Sí al cumplimiento de las leyes. No a las autoridades complacientes.

Conclusión: Terminar con las malas prácticas en el ámbito gubernamental y particular. Cooperar de rey a paje en hacer a nuestro país un país para todos sin hijos privilegiados.

Para lograr esto sólo hay una solución: Una buena educación. Ese es el gran problema del gobierno
actual. Sin apuros pero con la venia de todos los involucrados en él. Bien planificado y que abarque enteramente todo el currículum educativo.

26 noviembre 2010

INFANCIA SIN MALTRATO

                                                              

INFANCIA SIN   MALTRATO
(Alegría del alma)


Cuando niño, por las tardes, sentado en la puerta de casa, miraba extasiado el  regresar de bandadas de tiuque que agotados iban a descansar en unas tupidas arboledas que quedaban detrás del hospital viejo, a unos 500 metros de mi atalaya.

Venían cansados de sus correrías diarias y similares a grupos humanos se unían en diferentes bandadas. A lo mejor no eran amigos de los otros grupos. A lo mejor se sentían superiores a los otros. Pero igual que seres humanos tenían un lugar común, una ciudad, un país, un trozo de tierra: su dormitorio.

Eran longevos árboles de tupidos ramajes, cual ancianos envueltos en gruesas mantas.

Les protegían del frío en las gélidas y lluviosas noches invernales y de las ocasionales garúas de la época estival.

Era una transitoria vivienda. Por techo tenían el infinito cielo que los abrazaba y les mostraba sus exuberantes pinturas de un atardecer donde el Sol iniciaba su retirada cansado de alumbrar y se iba hundiendo poco a poco detrás de la inmensidad lanzando sus últimos suspiros luminosos que los tiuques recibían con ruidosas manifestaciones de desaprobación.

Pero en noches de luna llena sus alharacas disconformidades las trocaban en placenteros sueños porque se sentían emocionados por esa gran lámpara natural.

 No estaban solos, aislados. Madre naturaleza les proveía de placidez y los tranquilizaba, con la tibieza que de mil maneras les hacía llegar. ¡Eran sus hijos!

Ellas, esas pintorescas avecillas, siguiendo un instinto que les fuera dado por adaptación a su biosfera, recogían y ayudaban a crecer a sus hijos pero también a aquellos polluelos huérfanos.

Pensaba cuántos pichones de esas avecillas no regresaban por encontrar en su destino un triste final. Tal vez un cazador “deportivo”, furtivo, los devoró con sus balas asesinas o los dejó huérfanos, y triste volaban en ese grupo, solitarios para siempre.

Un escalofrío recorría mi cuerpo .Miraba hacia el lado y veía a ella: Mi madre que sentada a mi lado apretaba mi mano y acariciaba mis temores disipándolos. Era un niño protegido y su ternura me envolvió hasta edad adulta.

¿Cómo podía saber yo que otros niños sufrían, como esos polluelos solitarios de tiuques?

Que esos infantes carecían de caricias por tener padres que no eran padres sino sólo progenitores de niños. ¿Padres castigadores?.¡No! Un remedo de hombre no puede dignificarse llamándole padre. Hijos maltratados por bestias humanas que satisfacen su cobardía de ser incapaces de enfrentar la vida, culpando a sus hijos de sus fracasos, manifestando su “hombría” castigándoles.
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Sé que las autoridades pertinentes están tratando de elevar el castigo a estos delincuentes disfrazados de “padres”.

Pero es conocido que la prevención es la solución. No es usando paraguas como se calma la lluvia. Es un problema país y está muy relacionado con la Educación en su dimensión horizontal.

Por eso todos los chilenos que hemos tenido la suerte de tener un hogar bien constituido tenemos la obligación moral de aportar nuestro granito de arena en nuestro actuar diario y dar ejemplo de alma grande usando nuestra voluntad y no quedar como seres débiles que sólo permanecen en el deseo.

¡No a involucrarse! ¡Sí a comprometerse!

Un día, mi madre que era viuda, me soltó su mano y sus ojos dejaron de mirarme.

Me sentí como esas avecillas que seguían al grupo, pero iban solitarias volando su tristeza.

Nunca más sentí ese amor que sólo pude encontrar en esa mujer que tanto dio y que tan poco recibió.

Su ausencia me hizo comprender aquel sabio proverbio oriental: “Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos y sabrás cuanto debes a tus padres.”

21 noviembre 2010

LA DECISIÓN


LA DECISIÓN

Juan Pablo estaba sentado en el jardín de su preciosa casa. Descansaba en una cómoda silla de playa y sus ojos de expresión triste aparecían como dos fogatas apagadas desde hacía mucho tiempo.

Su todo expresaba un cansancio no físico que se exteriorizaba en una amalgama de matices de abulia, desencanto, desaliento, contrariedad. En una palabra, para él, el brillo del sol no existía. El céfiro que a esa hora arrullaba suavemente las arboledas, no lo percibía. Las flores de un hermoso jardín que yacía generoso  rodeando su entorno y que exhalaban mil  aromas en abanico de olores tropicales, no las veía.

Su vista, su oído, su olfato, sus sensaciones, habían muerto para el presente. Estaban ausentes, sumergidas profundamente en un ayer  que se obstinaba  en desenterrar a cada instante- En un ayer que fue, pero que se asía a él como un nudo en la garganta que apretaba y apretaba  hasta ahogarlo. Y, entonces, se alzaba presto de su asiento y lanzaba al aire un alarido de loco que traspasaba el vecindario e iba, tortuosamente, a morir en unas roquerías de la playa contigua  a su casa.

Se acercaba el año del suceso que trocó el encanto de su vida en irritante pesadilla.

¡Papá, papito. ¡Mira lo que encontré en la casa!.-Era su hijita Carola, de escasos cinco años, quién le sacara abruptamente de sus deprimentes recuerdos.

En sus inocentes manitas, exhibía, con orgullo, un hermoso gorro multicolor, de niñito, que hacía girar gozosamente frente a un desarticulado  hombre que, al verlo, se lo arrebató sin miramientos  y gritándole, enfurecido: ¡Nunca más tomes ese gorro!¡ Te lo advierto!

La niñita muy  asustada al ver la reacción de su padre, dio media vuelta y corrió, llorando, seguramente, donde su madre,  sin atinar a  comprender la sorpresiva actitud de su padre.

Cayó exangüe sobre el asiento de playa y lloró amargamente como suelen hacerlo las personas cuando  llegan al límite de sus fuerzas y se entregan estoicamente a una infeliz tribulación.

Sabía que había actuado mal con su pequeña Carola a quién adoraba ¿Qué culpa tenía ella de ese fatal día? ¡Nada!-Absolutamente nada. Tenía que superar aquello.

Su hogar poco a poco se iba derrumbando.

Su esposa Anita, a quién siempre amó y respetó, la notaba cada día, más y más melancólica y al igual que él no podía olvidar lo sucedido aquel aciago día. Pero, además, ella estuvo comprometida en ello y  a él, su marido, lo sorprendía mirándola con cierta aprehensión que ella interpretaba como desprecio, como indicativa de culpa, de arrepentimiento. Eso a ella le dolía profundamente y si él sufría ella llevaba una carga extra que ahora le pesaba cada día más y prefería de corazón no haber sido ella el motivo de la angustia de Juan Carlos.

Pero el Destino había hablado. Las cartas estaban echadas y nada  ni nadie podían cambiar lo ocurrido.

Ese infausto día, cuyos nefastos acontecimientos Juan  Pablo, prolongaba caprichosamente en su memoria, habían bajado a la playa como era habitual. El estaba de  vacaciones y junto a su familia, formada por su mujer Anita, Pedrito, su hijito de siete años y Carola su hija, menor de cuatro añitos, reposaban en la playa de  blancas  arenas y sometían sus cuerpos al tibio sol matutino que en el horizonte brillaba con destellos ”in crescendo”, a medida  que avanzaba la mañana.

Juan Pablo  queriendo brindar más entretención  a su familia les invitó a dar un paseo en un bote que ellos poseían. Esa playa era  solitaria y los únicos visitantes eran ellos.

Subieron al bote. Miraban el cielo que se oscurecía parcialmente por multitud de aves marinas que revoleteaban sobre sus cabezas y hundían sus cuellos fugazmente en las aguas para arrebatarles algún pez que les serviría de alimento a ellos y a sus crías que no lejos de ahí, esperaban hambrientas esos bocados.   
                                   
El mar estaba, habitualmente sereno y su marea baja, apenas alcanzaba la cercanía donde ellos reposaban y los niños metían sus piececitos  en ella y cuando se retiraba, la perseguían con la  ilusión de alcanzar ese suave oleaje que jugueteaba coquetamente con ellos

Todo estaba perfecto y el paisaje ideal. Una familia feliz. Cogían anhelante la brisa marina, cantaban tonadillas que pretendían acallar el ruido de las olas al chocar contra los roquedales que las esperaban encantadas de empujarlas  a su lecho, nuevamente. Era un juego milenario y la familia se deleitaba con estas travesuras de la naturaleza.

Lo único extraño que lograron captar, cuando era demasiado tarde, que las aves marinas desaparecieron por arte de magia.
El bote guiado con los remos que Juan Pablo asía fuertemente, estaba no lejos de la playa. Entonces sintieron como el agua descendía rápidamente. El mar se estaba recogiendo abruptamente que no dio tiempo a  Juan Pablo a reaccionar. El bote estaba semi varado cuando una inmensa ola barrió bote y pasajeros con tal violencia que todos, supuestamente, volaron por el  aire en diferentes direcciones.

Carola fue disparada directamente a la playa donde cayó, afortunadamente, en unas dunas que amortiguaron el golpe. Llorando y empapada totalmente corrió a casa guiada por un instinto de conservación y desde esa atalaya observó, aterrorizada, sin comprender, la tragedia que estaba ocurriendo en ese agitado mar.

Anita, la esposa de Juan Carlos, al venir la ola que volcó al bote, fue golpeada por uno de los remos y quedó semiinconsciente y lanzada a unos veinte metros del bote .Flotaba en el agua. Había pasado sobre ella la gruesa ola que siguió a la primera: Se hundía en el mar y a los segundos después, reaparecía. Era una mujer  de mediana contextura pero ahí estaba a disposición de las olas y medio ahogada y fuera de sí.

 Pedrito había quedado enredado en unos cordeles que había en el bote y junto a éste voló por los aires cayendo al lado opuesto donde yacía su madre. Su cuerpo en el agua y sus manitas enredadas entre los cordeles, le impedían intentar nadar hacia la playa lejana unos treinta metros.

Algo sabía de nadar. Por lo menos sabía flotar. Pero flotar con las manos atadas, aturdido, asustado y con la marejada azotándole contra el bote, sus fuerzas le iban abandonando y su fin parecía inminente- Entre lágrimas de angustia combinadas con agua salada, entrevió a su padre en medio del océano  a una distancia equivalente entre él y su  madre que manoteaba desesperadamente para mantenerse a flote ya que la embravecida mar no cejaba en su enojo. Tampoco podía pedir auxilio. Entre el ruido del mar y su boca vomitando agua poco se podía hacer.

 Era un escenario  dantesco por decir lo menos.

Juan  Pablo sabía nadar perfectamente y una vez que volvió a la superficie y habiéndose recuperado un poco del chapuzón del cual venía saliendo, observó desesperado la situación en que se encontraban.

Al divisar a su pequeña hija Carola salir ilesa de esa hecatombe, respiró aliviado elevando una silenciosa plegaria de agradecimiento al Hacedor. Mas, al ver la situación angustiante de sus otros dos seres queridos, quedó segundos, sin atinar a reaccionar. De él dependía  la salvación de ellos. Pero ¿A cuál intentar salvar primero? ¿Cuál de los dos podría resistir más? ¿Cual…?

Fueron milésimas de segundos los que transcurrían en su excitada mente y por ella pasaron miles de recuerdos en que aparecían esos dos seres queridos. En manos de él estaba que uno de ellos se salvara. Salvar a los dos era improbable. Como probable fuera que él tampoco  escapara con vida.

Segundos después nadó, vigorosamente hacia donde se encontraba…Anita. Veinte metros en una mar furiosa, choqueado, desarmado anímicamente, distanciándose cada vez más donde luchaba su hijo por  mantenerse a flote. El cordel, también se había encadenado a su cuello y esto aceleraba su inevitable desenlace. Juan Carlos ignoró esto y  a duras penas logró alcanzar a su esposa, cogerla con un brazo y nadar desesperadamente a la playa donde la dejó a salvo aunque muy venida a menos por la cantidad de agua tragada y por la tragedia que estaba viviendo y por la sensibilidad de madre abnegada, presentía un mal augurio.

Juan Carlos en el máximo de su cansancio sacó las últimas fuerzas que le quedaban y ayudado por la adrenalina que sus glándulas  segregaban como parte de sus defensas orgánicas, a duras penas alcanzó el bote volcado y con desesperación indescriptible observó la cadavérica fascie de su hijo muerto, ahorcado. No gritó, ni enloqueció y como si  nada hubiese ocurrido, soltó a su hijo  de las amarras causantes de su muerte y con la ternura que su hombría le permitía, lo abrazó y lo trasladó a la playa, mientras su corazón agonizaba minuto a minuto y sus ojos vidriosos de lágrimas renegaban de la decisión tomada .

Podría haber salvado a su hijo. Pero ¿Anita, su mujer?. Y si hubiese intentado salvar a su hijo  lo habría encontrado agónico .
Hubiesen sido dos las muertes Pues nadar hacia donde Anita hubiese sido,  también, demasiado tarde.

Se levantó de su asiento. Aún tenía el gorro de Pedrito que había quitado a Carola.

¡Carola!-llamó con fuerza e inflexiones en su voz que denotaban cariño. Carola llegó sumisa y apesadumbrada.

Su  padre la alzó en sus brazos tiernamente y le dijo: Toma este gorro de tu hermanito. Es para ti. Perdóname por lo de den antes. Nunca más te lastimaré. Tú y tu madre son mis dos tesoros. Pedrito, mi otro tesoro está en manos de Dios porque El quiso llevarse a Pedrito para salvar a tu madre. No fui yo quien decidió.

Habló en voz alta. La niña nada comprendía. Pero Anita lo había oído todo y corriendo hacia su marido, lo abrazó y le dijo lo que todo hombre quisiera escuchar del ser amado:¡Eres el mejor hombre y el mejor padre! Por eso te adoro y siempre estaré a tu lado en las buenas y en las malas.

Su mujer le había hecho una nueva promesa, pero, ahora, llena de madurez y certidumbre.

Juan Pablo la miró tiernamente, alzó la vista hacia lo alto y agradeció al cielo el haberle iluminado y encontrado el camino que había extraviado por no entender que el destino nos entrega, a veces, alegrías y otras , sinsabores que debemos superar.

El suplicio de Juan Carlos, la incertidumbre  de si había tomado una buena o mala decisión, llegaba a su fin y sus angustias y reproches estaban enterrados profundamente. El amor de su mujer y su hijita taponarían firme y eternamente esa tumba de inquietud.