MI ALMA ¡PERDIÓ SU AMOR!
Prisionero, ya, del alba, oí una tierna canción.
Hablaba, incesantemente, de lo que era el amor.
Esa noche mi vigilia la había acunado el dolor.
¡Mi alma estaba enferma, herida de mortal pasión!
De las montañas lejanas, coqueteando, viene el sol.
Todo el valle con sus prados y forestas,
como frágiles doncellas, claman por su calor.
¡Mi alma va musitando una oda al dolor!
En las lejanas distancias del olvido,
está escondido mi amor.
El aire trae suspiros que agitan al corazón-
El céfiro que me acaricia, dice en su triste canción:
Tu alma está agonizando, ¡Regálale un nuevo amor!
Cada suspiro que lanza es como suave arrebol.
Queda clavado en mi pecho en medio del corazón.
Cada mirada que irradia es tu alma hecha flor.
¡Mi alma atormentada, ya no escucha tu pregón!-
¿Dónde encontraré otros labios con aromas de tu amor?
¿Dónde estará otro cuerpo que me empape de pasión?
Son preguntas sin respuestas para un alma que sucumbió.
Quizás, otra alma enamorada, trate de calmar mi dolor-
Quizás, juntos, olvidemos, ¡El amor que se perdió!
El sendero de la noche
Una sensación que me fascina a la distancia,
es ver la espuma del mar jugando.
Mirar tu figura por la arena caminando,
Inquietar mis sentidos, tu prestancia.
Con la arena, jugueteo solitario mientras pasas
balanceando tu hermosura desafiante.
Yo te admiro, pensativo, expectante.
Voy sintiendo fuego intenso que me abrasa.
El mar, tranquilo juega, con sus olas y gaviotas.
Crean pronto una atrayente danza marinera;
luego huyen, alegremente, hacia las rocas.
Mi mente afiebrada, en su delirio, piensa en ella.
Camino por la playa solitaria tras su huella-
Su recuerdo me fascina, me atormenta, inquieta.
Veo a ella tan fugaz como una estrella.
Sin embargo, en mi sensible corazón, dejó una grieta.
Por el sendero de la noche va mi vida.
Un romance, sin principio, yace en la arena.
Pude hablarle y quizás hacerla mía.
Mas, el amor que un día yo perdí, aún… me pena.
NOCTURNO
Era de noche, el aire húmedo exhalaba un cálido vapor.
La estrellas lejanas titilaban parodiando una etérea canción.
La luna de siempre, aún, no regalaba su romántico esplendor.
La penumbra, lánguidamente, envolvía de azabache mi balcón.
La luna, pareciera, había escuchado-mi silente petición
Y poco a poco, su lumbre, estrellada, iluminó como farol-
Los elementos estaban completos para un nocturno inspirador:
La noche, la luna, la estrellas, la bruma:¡Me llenaban de ilusión!
Si, la noche, en su mutismo abrazador me enseñaba a pensar,
y lo que debía confesar. ¿A quién ?A mí. ¡Público y actor!
Es verdad. ¡La quería! ¿Cómo empezó todo? Trato de recordar.
Esa luna que me observa, supo y fue cómplice de nuestro amar.
Tu alma y la mía se encontraron vibrando, al unísono, por casualidad.
Fui evasivo con la palabra AMOR. Tú, insistente en tu curiosidad.
Eras llena de vida, frágil como violeta en flor. Tú voz me vencía.
Nunca quisiste entender que yo, era aromo que no podría florecer.
Anoche acaricié la oscuridad de tus ojos y de tu piel. Y lloré-
Lloré como cuando lloran los hombres que saben querer-
Me dijiste que me amabas más que nunca. ¡No!-dije .No podrá ser-
Mi amor mataría tus sueños-Sueños de hembra. Sueños de mujer.
Pasaste por mi vida, como fugaz rumor. Me dejaste un poco de ti.
Como ese destello de tu mirada en la noche. ¡No me deja dormir!
¡La vida es así! Tú de mi te llevaste todo. Y con eso ¡Soy feliz!
Nunca te olvidaré. Nunca te olvides de mí. ¡Recordemos nuestras noches!
¡Olvidemos el sufrir!
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