08 septiembre 2011

TRILOGÍA POÉTICA (10)

TRILOGÍA POÉTICA (10)




LEJANÍA

• Cientos de estrellas luminosas titilaban a lo lejos.
• Sus pupilas dulcísimas recogían sus reflejos.
• Hoy, extiendo mis brazos buscando en lejanía,
• a aquella que dejó mi alma en soledad y herida.

• Recuerdo con nostalgia esas noches que de pasión ardía.
• Pero toda aquella hermosa evocación quedó en olvido.
• Cuando su mirada de cielo que creía, solo mía,
• alumbró lacerantes tinieblas de amores prohibidos

• Mis ojos miraban .No veían. El sol que iluminaba no existía.
• Abría mis oídos. Ya no oían-Su alegre voz sólo…lejanía.
• Amarse… ¿Mirarse uno al otro y en la misma dirección?
• No fue posible. El invierno en su mirada, desarmó mi corazón.

• Como una malla me cubre el sinsabor con el recuerdo.
• Olvido las penurias y miro el estrellado y fulgurante cielo.
• Vuelven sus penetrantes ojos a mirarme desde lejos.
• Mi corazón recuerda sus pupilas recogiendo sus reflejos.







TRISTEZA 


Amo tu tristeza, porque también estoy triste.
Hemos perdido el amor. Asoma el pesar.
El espíritu ondula siluetas de cansados caminantes
buscando lo perdido , aliviando el malestar.

Como pétalos que abrazados forman flores,
espléndidos colores hermosean con candor;
nuestra alma salpicada de alegrías y dolores,
hace posible crear al responsable del amor.

¡Nuestro corazón! Se enamora ciegamente.
Separado de la razón, actúa independiente.
Creador de pasión .Desencanta con presteza.
El amor desparece… Nos invade la tristeza.






TERNURA 

No. No era bella la mujer que yo quería.
¿Amaba, acaso, lo que no se debía amar?
¿Tenía algo especial que me atraía?
¿O, simplemente espejismo de ansiedad?

Así como el céfiro enamora al bosque solitario;
acariciando su follaje y danzando con fervor.
Esa mujer, que yo amaba tiernamente,
halagó mis esperanzas. Encendió mi corazón.

Su epidermis matizada de dolor, no conquistaba.
El fondo de su alma la llevaba tapizada de pasión.
S u ternura, virginal espuma de rocío… dormitaba.
Mis pasos impacientes borraron su letargo. Despertó.

Y fue Cenicienta transformada en princesa de ilusión.
Su ternura, respirando aromas de bosques encantados,
hermoseó su rostro, abandonando el sinsabor.
Y como alegre mariposa que nacía: voló…voló y voló

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