TRILOGÍA POÉTICA ( 24)
El ÁRBOL
El longevo árbol, se erguía cansado por los años, a duras penas.
Miraba perplejo, incrédulo, su arrugada cáscara, piel reseca.
De pequeño lo llevaron unos hombres al sitio que sería su morada-
Lo enterraron con cuidado, lo regaron día a día. Lo dejaron.
El lugar no era bonito. Parecía un sitio vacuo abandonado.
Pero pronto otros arbolitos, infantes como él, lo acompañaron.
Y crecieron siendo amigos. Y jugaron. También acariciaron
sus ramajes, ondulando danzas. Se besaban como dos enamorados.
En otoño, sus hojas voladoras intercambiaban, y a todos, alegraba.
Unos lanzaban hojas, rojas, amarillentas. Otros, desteñidas, perforadas.
Después de un tiempo, sus jóvenes cuerpos, desnudos se quedaban.
Y se miraban, se reían, se burlaban. Una colonia nudista no era nada.
El árbol viejo, añoraba. Ahora estaba, solitario, en una plaza abandonada.
De su mocedad ¡Nada quedaba! Cada noche un compañero se alejaba.
¿A dónde iban? ¿Qué les pasaba? Y su senil y arbórea cabecita…meditaba.
Otra noche, quizás otro invierno le esperaba. Estaba triste. Sollozaba-
El árbol añejo, su piel rugosa, acariciaba, como presintiendo su partida.
Era un ser vivo, A nadie molestaba. Dio flores, frutos y sombra a gente
humana que en su tronco, eterno amor, allí, juraban. Y él les sonreía-
Esa mañana lo supo. Unos hombres sierra en mano…se acercaban.
CONOCERTE, AMARTE Y CAMINAR
Quiero imaginar mi cuerpo hecho de
millones de galaxias con sus millones
de estrellas.
Quiero imaginarte a ti, saliendo de las tinieblas
y con millones de galaxias y estrellas
Iluminarte entera.
Quiero saber, cómo eres de la cabeza a los pies.
Saber, qué piensas cuando tus ojos me miran
o cuando ellos no me ven.
.
Ya no quiero imaginarte soñadora de espejismos.
Quiero que brille la retina de tus ojos en mi mente,
y juntar nuestros cuerpos, plenos, de amor ardiente.
No quiero desnudar mi alma en interminables versos.
Quiero oír sólo realidades y no imaginar recuerdos.
Quiero contigo vivir sonriendo y gozar de amor intenso.
Tendremos dos corazones hermanos, unidos por una caricia.
No te irás...Tú camino junto a mí será delicia.
Siempre de la mano. Siempre caminando… sin ninguna prisa.
¡ TE QUIERO!
En los versos mi alma se desnuda sola.
Cada letra es un pétalo disperso.
Cada palabra es mariposa voladora,
va y viene a tu corazón hecho universo.
Es mi alma la que vuela hacia tu alma,
busca un refugio que sea duradero.
Te escribo este poema con premura-
¡Tengo prisa por decirte que te quiero!
¡Te quiero! Y lo siento de verdad.
No soy viento que acaricia sin hablar.
Mi amor es camino hacia tu alma.
¡Camino con principio y sin final!
Escucha mi niña soñadora este cantar.
Refugia tus temores, dulcemente, en mí;
El arte busca la belleza sin cesar.
Mi arte, hecho poema,¡ Te halló a ti!
TRILOGÍA POÉTICA ( 24)
El ÁRBOL
El longevo árbol, se erguía cansado por los años, a duras penas.
Miraba perplejo, incrédulo, su arrugada cáscara, piel reseca.
De pequeño lo llevaron unos hombres al sitio que sería su morada-
Lo enterraron con cuidado, lo regaron día a día. Lo dejaron.
El lugar no era bonito. Parecía un sitio vacuo abandonado.
Pero pronto otros arbolitos, infantes como él, lo acompañaron.
Y crecieron siendo amigos. Y jugaron. También acariciaron
sus ramajes, ondulando danzas. Se besaban como dos enamorados.
En otoño, sus hojas voladoras intercambiaban, y a todos, alegraba.
Unos lanzaban hojas, rojas, amarillentas. Otros, desteñidas, perforadas.
Después de un tiempo, sus jóvenes cuerpos, desnudos se quedaban.
Y se miraban, se reían, se burlaban. Una colonia nudista no era nada.
El árbol viejo, añoraba. Ahora estaba, solitario, en una plaza abandonada.
De su mocedad ¡Nada quedaba! Cada noche un compañero se alejaba.
¿A dónde iban? ¿Qué les pasaba? Y su senil y arbórea cabecita…meditaba.
Otra noche, quizás otro invierno le esperaba. Estaba triste. Sollozaba-
El árbol añejo, su piel rugosa, acariciaba, como presintiendo su partida.
Era un ser vivo, A nadie molestaba. Dio flores, frutos y sombra a gente
humana que en su tronco, eterno amor, allí, juraban. Y él les sonreía-
Esa mañana lo supo. Unos hombres sierra en mano…se acercaban.
CONOCERTE, AMARTE Y CAMINAR
Quiero imaginar mi cuerpo hecho de
millones de galaxias con sus millones
de estrellas.
Quiero imaginarte a ti, saliendo de las tinieblas
y con millones de galaxias y estrellas
Iluminarte entera.
Quiero saber, cómo eres de la cabeza a los pies.
Saber, qué piensas cuando tus ojos me miran
o cuando ellos no me ven.
.
Ya no quiero imaginarte soñadora de espejismos.
Quiero que brille la retina de tus ojos en mi mente,
y juntar nuestros cuerpos, plenos, de amor ardiente.
No quiero desnudar mi alma en interminables versos.
Quiero oír sólo realidades y no imaginar recuerdos.
Quiero contigo vivir sonriendo y gozar de amor intenso.
Tendremos dos corazones hermanos, unidos por una caricia.
No te irás...Tú camino junto a mí será delicia.
Siempre de la mano. Siempre caminando… sin ninguna prisa.
¡ TE QUIERO!
En los versos mi alma se desnuda sola.
Cada letra es un pétalo disperso.
Cada palabra es mariposa voladora,
va y viene a tu corazón hecho universo.
Es mi alma la que vuela hacia tu alma,
busca un refugio que sea duradero.
Te escribo este poema con premura-
¡Tengo prisa por decirte que te quiero!
¡Te quiero! Y lo siento de verdad.
No soy viento que acaricia sin hablar.
Mi amor es camino hacia tu alma.
¡Camino con principio y sin final!
Escucha mi niña soñadora este cantar.
Refugia tus temores, dulcemente, en mí;
El arte busca la belleza sin cesar.
Mi arte, hecho poema,¡ Te halló a ti!